Las calles de nuestras ciudades están saturadas de letreros. De los balcones, las fachadas, las ventanas... cuelgan letreros: Se vende o Alquila. Dicen que es la crisis. Es verdad. Pero... no solo.
Cualquiera podría llevar el mismo letrero: se vende o alquila. El modelo que los teóricos (ma non troppo) denominan globalización o interdependencia asimétrica está muy bien representado en esta expresión: se vende o alquila. Todo lo que somos es valor de cambio. Todo lo demas es menos que poco. E incluso prácticamente nada. El modelo de relaciones que se impone e instaura se reduce en exclusiva al valor mercantil. Las reglas del mercado se imponen y no sólo las que conllevan valor económico... Se imponen en el ámbito social, cultural, territorial, planetario. Hasta las relaciones humanas, interpersonales se convierten en relaciones mercantiles. ¿Qué es lo que tienes? ¿Qué es lo que ofreces? ¿Cuanto vales?... valor de cambio. Quien lleva el letrero se vende o alquila está o quiere estar en el mercado. La realidad exige que lo digamos bien claro: A y B plantean el mismo modelo. Entre tanto se va acumulando el barro y los escombros de un planeta enfermo. Las cenizas se extienden. La soledad lo ocupa todo. La desigualdad es el término para definir y ubicar a personas y territorios. La diversidad cultural (cuando no es entretenimiento) y la diferencia adoptan el rostro de una nueva Babel que debe ser castigada. Los pueblos anandonan, forzados, su memoria. También su memoria de futuro.
A y B, verdaderos agentes de este modelo y sistema, promocionan la ignorancia, fomentan el desinterés. Como los antiguos caciques. Como los antiguos (y nuevos oligarcas). No hay refugio. Hagamos lo que tenemos que hacer. Antes de que sea tarde. Antes de que sea nada. Mis hijos me miran, ¿y los vuestros?
Pasar por todo una vez
una vez sólo y ligero.
Que no te hagan
callos las cosas,
ni en el alma
ni en el cuerpo (León Felipe)